27/12/10

Mar

Cuando me sumerjo en el agua me siento regresar allí de donde vengo, detrás del útero, más allá todavía: volver a la condición de pez. Hoy soy anfibia, como se dice de los que han vivido en el agua cuando jóvenes y en tierra cuando adultos, perdiendo sus branquias por adquirir pulmones.
Cuando entro en el agua mi pecho se ensancha, mis ojos parecen ver en la oscuridad y mi piel respira. Las branquias no están lejos, no tanto como parece, y el océano me abraza.



Chaque histoire est un prétexte à faire éclore des mots

Al alba de un nuevo año abro una ventanita. Un espacio para compartir miradas desde mi voz híbrida y mi piel semidesnuda, cubierta de un velo trasparente que marca la distancia de las palabras a las vivencias.

Con esas filigranas espero trasmitir miradas miniaturas, navegando de una expresión a otra, principalmente de la danza a la palabra.  Breves textos escritos en el pasado o en tiempo presente, marcados por el movimiento, de una orilla a otra.


Las primeras palabras de este blog están llenas de agua, quizás porque es allí de dónde venimos, o porque es una ventana grande sobre la cual abro mi ventanita.